martes, 30 de marzo de 2010

Balance y elección


Hace muchos días que necesito escribir.

Va quedando ahí, como sucede con tantas cosas.

Empecé algo en un momento… y me tuve que ir no me acuerdo por qué.

Van pasando cosas, y al revisar… un mes que no escribo nada.

En este mes pasaron muchas cosas: algunas buenas por sí mismas. Otras fueron duras (y no muy lindas) pero el resultado fue bueno.

Ocurre muchas veces que nos enfrentamos con un período y hacemos mini balances: lo que pasó esta semana, este mes, este semestre…

Creo que el cansancio que traigo se debe a todo lo que pasó en este mes: desde peleas inusitadas de pareja (que nos fortalecieron y reafirmaron), hasta firmar compromisos importantes, empezar un curso, reavivar un proyecto… ver tambalear otro.

De cada uno de esos temas pueden surgir varias páginas. Rescato sobre todo seguir en movimiento, volver a cierto ritmo de actividad, proponerme algunas cosas que sé que necesito cumplir. Alguna es sólo para mí, otra nos involucra a los dos.

Rescato poder seguir eligiendo ciertos caminos, tener mis capacidades intactas, tener apoyo incondicional. Rescato que mis antiguos estallidos de bronca mutaron: antes podía ser que me guardara todo y anduviera rumiando sola, o que se lo tirara por la cabeza a alguien y que igual no entendieran nada.

Ahora lo que me guardaba lo digo. Y lo que tiraba por la cabeza, espero un poco para decirlo mejor. En algunos casos igual no sirve, pero por lo menos no se anula el mensaje por la bronca. Si la otra persona no lo quiere entender, no será por mi manera al menos.

Pienso, pienso, sigo pensando en todo lo que pasó y lo que puede pasar… y de repente sé que todo va a estar bien, porque pase lo que pase, el balance de este mes elijo cerrarlo ayer, cuando un angelito llegó a casa con una carta manuscrita firmada “Tu amor de todos los tiempos”