viernes, 30 de octubre de 2009

De cumpleaños y errores


A raíz de los preparativos del cumpleaños de mi medio pomelo, estuve hablando algo con mi techista (llámese techista a profesionales de la salud mental). Resulta que me puse un poquito nerviosa (ojo tampoco es que me dio un ataque de histeria), porque quiero que salga todo bien.
Por supuesto, dirán ustedes, ¿quién querría organizar algo para que le salga mal?. Sólo que en este caso unimos cabos con otras cosas que dan vueltas siempre. La conclusión: me doy muy poco permiso para equivocarme ¿no les pasa?
Vamos a este caso puntual (el del cumpleaños):
1) nadie sabe lo que pretendo armar, por lo tanto si algo falta, no tienen manera de saberlo;
2) el homenajeado no pidió nada sofisticado;
3) el homenajeado y sus invitados son gente simple a la que no le molesta festejar de manera simple, de hecho esa es su costumbre.
4) si algo falta se puede arreglar con un llamado telefónico;
5) se supone que voy a tener ayuda
ENTONCES ¿qué me preocupa? ahí está la cuestión. A mí siempre siempre me preocupa equivocarme, aun cuando tenga remedio, aun cuando sea algo invisible. Si yo sé que quería hacer algo y no me salió, me pongo mal.
Creo tener en mi crianza las bases de tanta exigencia (¡y si supieran cuánto aflojé!) pero ya a esta edad esa no puede ser la respuesta.
Objetivo entonces: aprender a que me preocupe menos, y si algo pasa, intentar reírme y solucionarlo lo mejor posible.
Que tengan buen fin de semana.

lunes, 26 de octubre de 2009

Reflexiones acerca de mí


Hoy venía pensando en algo que pasó el sábado.
Me doy cuenta de lo estúpida que me pongo cuando aparecen ciertas personas: Estúpida, chiquilina y también hinchapelotas.
Con cierta gente necesito sentirme la favorita y cuando veo que otra persona tiene más cosas en común o que ha tenido más contacto con ellos que yo me pongo ridículamente celosa.
No sé por qué necesito sentir ese favoritismo y además, no hay ningún motivo para que yo sea la favorita de ellos por nada.
Me doy cuenta que se me mezcla con ellos una parte de admiración y otra de deseo que me hace decir un montón de cosas que no debería.
Por un lado para que cierta gente me aprecie o me prefiera, debería tener algún talento para que así sea. Bueno lo cierto es que yo no soy artista ni nada que se le parezca.
Así que me dí cuenta que tengo que dejarme de pavadas y asumir dos cosas:
Una: ya no soy una niña como para exigir ese favoritismo ridículo, caprichoso, sin motivo.
Dos: ya no soy la soltera comehombres como para hacer esos comentarios de doble sentido ni lanzar ningún tipo de provocación porque realmente no debo (ni me metería con ellos de verdad). Entonces me convierto en una histérica o en una idiota. O las dos cosas.
Lo cierto es que son gente que me encanta y que me gusta tener cerca, que me hace sentir bien pero también me descoloca.
Bueno todo eso estuve pensando y necesitaba compartirlo porque es mucho para mí sola.

jueves, 22 de octubre de 2009

Princesa Fiona...


... pero princesa al fin.
Hace dos días atrás iba caminando hacia la radio y estaba bastante desprolija y pensé: si alguien que hace mucho que no me ve me encuentra, diría: está como siempre.
También pensé que si esa misma persona que hace mucho no me ve me hubiera visto a la mañana al ir a trabajar, hubiera dicho: guau, qué cambiada está.
Del día a la noche, o del trabajo a la plancha, nuestro aspecto va cambiando, y aunque todos sepamos que no es lo más importante, es lo primero que las personas ven y por lo que juzgan cómo estamos.
Hasta ayer había estado buscando un look que yo creí que me iba a quedar bien y que me iba a satisfacer. No me quedó tan bien y además era poco práctico, por lo tanto no lo llevaba como debía, conclusión, estaba casi como antes.
Ayer retomé (con mejoras) otro look que en su momento me había quedado bien y que definitivamente tiene más que ver conmigo.
Ya probé y comprobé que no me sale el aspecto de princesa preciosa y perfecta. Yo soy una princesa más salvaje, que necesita estar cómoda y moverse sin estar controlando cada pelo.
Puede parecer vanidad, pero yo creo que tiene que ver con aceptarme como soy y con hacer una versión mejorada de mí misma pero respetando mi esencia.

viernes, 16 de octubre de 2009

Ay ay ay ay

No puedo decirte que te quiero. Eso no se dice. No se dice porque quiero mi pareja tal como está. No se dice porque no quiero volcarte hacia mí. Una y mil veces soñé con un beso tuyo. Mil y dos mil veces me pregunté cómo sería estar juntos. No. No funcionaría. Vos estás con la mujer que tenés que estar, y yo estoy con el hombre con quien debo estar. ¿Por qué? porque lo amo, porque me ama, porque me complementa.
Vos sos tan histérico e inestable como yo, sos tan cobarde y tan celoso y tan sensible y tan loco como yo. En dos días nos destruiríamos. Es mejor estar con gente que nos complementa, y cruzarnos solamente lo indispensable.
Cuánto tiempo de no verte. Pensé que sería inmune, pensé que no iba a querer comerte a besos, colgarme de tu barba, soñar con ese abrazo... y sin embargo ujna vez más lo imaginé, una vez más te vi como si yo fuera aquella adolescente de primer año que se enamoraba de un chico de cuarto y lo veía como algo que nunca, nunca...
Y esto es así: nunca nunca, pero porque sé que es lo mejor.
Nunca me pareció bien la infidelidad, por tanto no adhiero. No, no te voy a tentar ni voy a caer yo. La lealtad, la honestidad, la confianza depositada, son las bases de mi pareja.
Y espero que a mi amor nunca le pase, que nunca se vea movilizado por otra persona, porque te desgasta pensar, te desgasta la culpa... te desgasta pensar qué pasaría si... pero yo sé que no. Yo sé que te voy a querer a mi manera, de lejos, y sé que voy a respetar a mi precioso, y sé que me voy a inmunizar contra vos hasta la próxima vez que te vea. Y que siempre me voy a quedar con las ganas.
Nunca te lo dije y nunca te lo diré, pero te quiero.

viernes, 9 de octubre de 2009

Viernes de diva


... Al menos en el sentimiento.
Me levanté, desayuné, me puse ropa linda y que me queda bastante bien teniendo en cuenta mi volumen actual.
Me planché el pelo, me perfumé y me puse aros (estos dos últimos ítems trato de no saltearlos nunca). Elegí una camperita linda (tengo muy pocas opciones), me puse música motivadora y salí para el trabajo.
Hoy me siento divina. Tomo mate en la oficina, reparto sonrisas, hablo por teléfono y hago arreglos para el fin de semana. Mi jefe trajo masitas, yo llevo varios días que entre comidas sólo yogur y frutas, pero igual como algunas. Están muy ricas y las disfruto.
Mi cerebro solamente se ocupa de pensar en ir a comprar unas babuchas hoy para aún más cómodo el fin de semana de descanso.
Hoy no me dejé vencer por el complejo.
Mi pensamiento de hoy es: Un defecto no es un límite.
Cariños para todos

jueves, 8 de octubre de 2009

Fin de semana salvaje

Salvaje lo que pienso dormir y sobre todo, descansar (que no es lo mismo).
No importa lo grande que me ponga, siempre tendré el refugio en el amor de mis tías.
Si bien no soy una malcriada en general, cuento particularmente con el sí permanente de mis tías. Y nada de pensar en ancianas solteronas sin hijos, no no, ellas tienen sus hijos y sus actividades... pero siempre tienen debilidad por nosotras.
También es cierto que no les pido que vayan hasta la Luna. Porque si lo pidiera lo harían y me quedaría con una tía menos.
La cuestión es que levanté el teléfono y dije: - Tía ¿puedo ir con vos el fin de semana largo? - A lo que me respondió un firme -Por supuesto-.
Así que allá me voy a pisar un poco el pasto, a no hacer nada o a leer, tejer y tomar mate. O quizás jugar al burako y charlar con mis tíos. Y también a sentarme a ver pasar los pájaros y acariciar al perro ese que no es de nadie y es de todos y que cuando vamos se queda como guardián del otro lado de la tranquera.
Lo dicho: fin de semana salvaje. Salvaje es el estado en que me pongo caminando descalza por todos lados y con el pelo revuelto y sin que importe nada más que estar bien.
Buen fin de semana para todos.

lunes, 5 de octubre de 2009

Algo nuevo y algo de lo mismo.

Me levanto hinchada, mis tobillos no aguantan más, mi panza no para de crecer. Camino como un pingüino y mis piernas son dos elefantes rebeldes, complicadas de mover.
No, no estoy embarazada. Son los kilos. Como bien sabemos nadie elige ser gordo. Yo soy gorda.
Esto es el resultado de una mezcla mortal de ansiedad, desgano, falta de autoestima (¿o en vez de estima debo decir amor? si, falta de autoamor), herencia.
Cada tanto subo mucho de peso y cada subida es peor que la anterior. En número, en el tiempo que dura y en la dificultad para encontrar la manera de volver.
Esto es más de lo mismo. Parte de un espantoso mecanismo que se repite.
Pero hay algo nuevo. Hay unas nuevas ganas de sentirme bien, de no convertirme en lo que no quiero ser, de vencer esta enfermedad. Porque creo que lo es. El mecanismo es enfermo. Pero yo no quiero estar enferma.
Así que en vez de meter cosas en mi cuerpo, voy a sacarlas de él. El vacío no se va a llenar con comida sino con palabras, con momentos y con afectos.
En su cuento "Balance del ejercicio", Cecilia Absatz escribió una frase certera: "esa vieja transacción, el calor de un carbohidrato por el abrazo de una madre".
Abrazamos la comida en cambio de abrazar personas. Nos tragamos, literalmente, lo que nos pasa. Comemos por nervios, por angustia, por ansiedad, incluso por aburrimiento.
Sabemos todo lo que no debemos hacer, y sin embargo... a veces no podemos, a veces estamos cómodos, a veces el esfuerzo se nos hace un camino cuesta arriba. Y lo es.
Subamos la colina, la de la energía, la del bienestar emocional (y el físico vendrá en consecuencia). El camino es hacia arriba así que agarrémonos para impulsarnos: de los afectos, de la música, de la escritura, del mate, de todo lo que nos haga bien.

viernes, 2 de octubre de 2009

Sube y baja

Ya sabemos que nuestro ánimo es cambiante. Cuando digo nuestro me refiero específicamente a las mujeres ciclotímicas. Las otras mujeres no sé. Nosotras seguro.
Ayer me sentía con angustia. Por pavadas, pero tenía el pecho estrujado (literalmente).
Hoy sigo cansada y el panorama es casi el mismo, con la diferencia de que hoy quiero ponerle energías. Este fin de semana tiene dos panoramas bien distintos: esta noche una salida por un cumpleaños con todo lo que siempre evito: un lugar cheto, lleno de gente y super tarde. Pero amigas son las amigas y si eso es lo que ella quiere ahí vamos.
Mañana en cambio me junto con mis amigas del colegio a matear y charlar de la vida ¿compensación por lo de hoy? seguramente. Elijo mil veces conversar con ellas y tener a sus hijitos a upa que atorarme en un lugar donde no puedo siquiera respirar.
Pero hoy es el día de ponerle onda, quizás hasta me compre un pantalón nuevo para intentar ir más bonita.
Arma de doble filo si las hay, porque si otra vez no encuentro talle me puede tirar el ánimo al tacho. Pero lo voy a intentar.
Este fin de semana quiero intentar.

jueves, 1 de octubre de 2009

Hola

No pretenderán que esto sea ordenado ni coehrente, mucho menos que demuestre un talento literario. Yo tampoco lo pretendo.
De todas las personas que habitan en mí, algunas se cansaron y quieren hablar.
El dilema básico es que quiero ser yo, tengo todo para hacer lo que quiera ¿y qué quiero?. A veces una cosa, a veces otra, a veces TODO.
Me canso de tener vergüenza de como soy, me canso de pedir perdón por mí, me canso de que todo sea "a pesar de". Desde el mundo hacia acá y desde acá hacia afuera siempre hay un pero.
Así que bienvenidos a la aventura de la ciclotimia, donde cada día veremos una faceta diferente, y se preguntarán, como yo: ¿pueden entrar tantas emociones en una sola persona?.