jueves, 22 de abril de 2010

Una pena grande grande


Desenterré un fantasma. Llevaba guardado 20 años. Nunca pude hablar con nadie. Siempre tenía miedo de que me echaran la culpa a mí.
Cuando uno es pequeño los grandes tienen que cuidarlo. Y yo no pude hablar con nadie. Y nadie vio las señales.
Me siento una nena pero viejita. Con la fragilidad de mis 7 años, y con el cansancio de muchos dolores.
Me sigo preguntando en qué carajo pensaban, a dónde miraban que no nos miraban a nosotras.
Nadie tiene derecho a hacernos mal.
Y ahora tengo que procesar toda esta mierda hasta que salga, y no quiero. Y se me salen las lágrimas, pero no quiero pensar... como hice tanto tiempo, tratando de convencerme de que no me había pasado a mí.
Cuantas más cosas aparecen del pasado, más basura.
Estén atentos a sus hijitos, que nadie les haga mal. Que sepan defenderse y si no lo pueden evitar, que sientan que pueden hablar, que no es su culpa.