Mi mamá no era una persona fácil. No tenía glamour. No era cuerda. No era sencilla.
Tenía ironía, humor ácido, una risa fuerte, una voz aun más fuerte.
Hacía cosas que sabía que me divertían, gritaba y cantaba conmigo.
Nos peleábamos, nos reconciliábamos, estudiábamos, tomábamos mucho mucho mate.
Charlábamos en horarios intempestivos.
Tenía frases geniales, y otras muy pero recontra muy desafortunadas.
Calaba hondo: cuando amaba y decía cosas lindas, también cuando se enojaba y decía cosas feas.
Tenía una caligrafía hermosa, aunque la hubiera aprendido a punterazos.
Los golpes que tuvo desde chica en todos los sentidos dejaron marcas que me duelen hasta a mí.
Le gustaba escribir, a veces escribía bonito y a veces escribía nomás, creo que todas heredamos eso.La catarsis de las letras. También la de la música.
No cuidaba su salud, pero pretendía que yo cuide la mía.
En cada internación yo sabía que al salir no iba a mejorar la cosa. Sin embargo estaba ahí. Al pie de la clínica.
En la última sabía que no iba a mejorar para salir.
Desde hace 7 meses, cada fin de mes, revivo todo. El 25 empiezo a recordar, día por día hasta el 30.
Obsesión, tristeza o incredulidad, eso es lo que me pasa.
Escucho "no estarás sola" de Serrano, y miro mi tatuaje, y sé que esa es una certeza.
Mi mamá no era Miss Simpatía y no era muchas cosas, era una increíble, presente y alborotada persona.
Sobre todo era mi mamá
miércoles, 29 de mayo de 2013
viernes, 10 de mayo de 2013
¿Qué ves cuando me ves?
Y no estoy cantando Divididos.
Estamos charlando y cuando me mirás siento que estás mirando pero pensas en otra persona. Yo sin embargo te miro tratando de verte y de que me veas. Pero tampoco demasiado, porque hay muchas cosas de mí que no quiero que veas.
Las cosas que son importantes, para los dos son las mismas. Pero hay un límite de lo que podemos compartir. El "hasta acá" se me hace muy presente.
Me recuerda líneas de Benedetti, de distintos poemas.
Cada uno tiene su lugar, y como en los diseños empresariales, lo óptimo es explotar de cada uno lo mejor que tiene. Así que compartamos lo que podamos.
Yo voy a tratar de ubicarme donde me corresponde, vos harás lo tuyo. Y desde ese lugar se comparte. Punto.
En cuanto a todo lo demás, tenemos ansiedades parecidas, así que ambos prometemos intentar.
Vos vas a intentar contra lo tuyo y yo contra lo mío. Y es una promesa.
Y hace rato que no prometo nada porque hace rato que me encuentro sin cumplir lo que digo. Pero a veces hace falta que los impulsos vengan del lugar menos pensado para que sean más efectivos.
Parece que a la gente que tenemos siempre al lado, y que con todo amor nos pide y nos alienta, y que es la que acompaña, a esa le fallamos, o sabemos que hay tolerancia, o que se conforma con pensar que estamos tratando.
Y a veces necesitamos esas otras motivaciones, otras promesas, otros horizontes.
Hay lazos que no son de sangre, ni de obligatoriedad, ni de algo a lo que se pueda nombrar, no hay una firma. Cariño descarnado y sincero. Y una muleta que se apoya en otra muleta.
Acá hemos hecho otro pacto, y espero que lo recuerdes. Vos contra el pucho, yo contra la comida. Lo vamos a intentar. Lo prometimos.
Estamos charlando y cuando me mirás siento que estás mirando pero pensas en otra persona. Yo sin embargo te miro tratando de verte y de que me veas. Pero tampoco demasiado, porque hay muchas cosas de mí que no quiero que veas.
Las cosas que son importantes, para los dos son las mismas. Pero hay un límite de lo que podemos compartir. El "hasta acá" se me hace muy presente.
Me recuerda líneas de Benedetti, de distintos poemas.
Cada uno tiene su lugar, y como en los diseños empresariales, lo óptimo es explotar de cada uno lo mejor que tiene. Así que compartamos lo que podamos.
Yo voy a tratar de ubicarme donde me corresponde, vos harás lo tuyo. Y desde ese lugar se comparte. Punto.
En cuanto a todo lo demás, tenemos ansiedades parecidas, así que ambos prometemos intentar.
Vos vas a intentar contra lo tuyo y yo contra lo mío. Y es una promesa.
Y hace rato que no prometo nada porque hace rato que me encuentro sin cumplir lo que digo. Pero a veces hace falta que los impulsos vengan del lugar menos pensado para que sean más efectivos.
Parece que a la gente que tenemos siempre al lado, y que con todo amor nos pide y nos alienta, y que es la que acompaña, a esa le fallamos, o sabemos que hay tolerancia, o que se conforma con pensar que estamos tratando.
Y a veces necesitamos esas otras motivaciones, otras promesas, otros horizontes.
Hay lazos que no son de sangre, ni de obligatoriedad, ni de algo a lo que se pueda nombrar, no hay una firma. Cariño descarnado y sincero. Y una muleta que se apoya en otra muleta.
Acá hemos hecho otro pacto, y espero que lo recuerdes. Vos contra el pucho, yo contra la comida. Lo vamos a intentar. Lo prometimos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)