Y no estoy cantando Divididos.
Estamos charlando y cuando me mirás siento que estás mirando pero pensas en otra persona. Yo sin embargo te miro tratando de verte y de que me veas. Pero tampoco demasiado, porque hay muchas cosas de mí que no quiero que veas.
Las cosas que son importantes, para los dos son las mismas. Pero hay un límite de lo que podemos compartir. El "hasta acá" se me hace muy presente.
Me recuerda líneas de Benedetti, de distintos poemas.
Cada uno tiene su lugar, y como en los diseños empresariales, lo óptimo es explotar de cada uno lo mejor que tiene. Así que compartamos lo que podamos.
Yo voy a tratar de ubicarme donde me corresponde, vos harás lo tuyo. Y desde ese lugar se comparte. Punto.
En cuanto a todo lo demás, tenemos ansiedades parecidas, así que ambos prometemos intentar.
Vos vas a intentar contra lo tuyo y yo contra lo mío. Y es una promesa.
Y hace rato que no prometo nada porque hace rato que me encuentro sin cumplir lo que digo. Pero a veces hace falta que los impulsos vengan del lugar menos pensado para que sean más efectivos.
Parece que a la gente que tenemos siempre al lado, y que con todo amor nos pide y nos alienta, y que es la que acompaña, a esa le fallamos, o sabemos que hay tolerancia, o que se conforma con pensar que estamos tratando.
Y a veces necesitamos esas otras motivaciones, otras promesas, otros horizontes.
Hay lazos que no son de sangre, ni de obligatoriedad, ni de algo a lo que se pueda nombrar, no hay una firma. Cariño descarnado y sincero. Y una muleta que se apoya en otra muleta.
Acá hemos hecho otro pacto, y espero que lo recuerdes. Vos contra el pucho, yo contra la comida. Lo vamos a intentar. Lo prometimos.
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