Mi mamá no era una persona fácil. No tenía glamour. No era cuerda. No era sencilla.
Tenía ironía, humor ácido, una risa fuerte, una voz aun más fuerte.
Hacía cosas que sabía que me divertían, gritaba y cantaba conmigo.
Nos peleábamos, nos reconciliábamos, estudiábamos, tomábamos mucho mucho mate.
Charlábamos en horarios intempestivos.
Tenía frases geniales, y otras muy pero recontra muy desafortunadas.
Calaba hondo: cuando amaba y decía cosas lindas, también cuando se enojaba y decía cosas feas.
Tenía una caligrafía hermosa, aunque la hubiera aprendido a punterazos.
Los golpes que tuvo desde chica en todos los sentidos dejaron marcas que me duelen hasta a mí.
Le gustaba escribir, a veces escribía bonito y a veces escribía nomás, creo que todas heredamos eso.La catarsis de las letras. También la de la música.
No cuidaba su salud, pero pretendía que yo cuide la mía.
En cada internación yo sabía que al salir no iba a mejorar la cosa. Sin embargo estaba ahí. Al pie de la clínica.
En la última sabía que no iba a mejorar para salir.
Desde hace 7 meses, cada fin de mes, revivo todo. El 25 empiezo a recordar, día por día hasta el 30.
Obsesión, tristeza o incredulidad, eso es lo que me pasa.
Escucho "no estarás sola" de Serrano, y miro mi tatuaje, y sé que esa es una certeza.
Mi mamá no era Miss Simpatía y no era muchas cosas, era una increíble, presente y alborotada persona.
Sobre todo era mi mamá
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