jueves, 2 de diciembre de 2010

Again and again and again


Mi mente da muchas vueltas. Siempre renegué de pensar demasiado... en momentos como este ni siquiera quiero contar lo que pienso porque me parece por demás incorrecto. No quiero ni reconocer que pienso cosas tan retorcidas.
Me pregunto si la incapacidad para estar conforme es genética, lo digo porque primero pienso mil opciones y después creo que igual me duraría un tiempo y luego me sentiría mal de nuevo.
Se mezclan dos vertientes: la de no estar contenta con nada y la de arruinar las cosas una vez que están bien.
Por otro lado pienso que quizás son ciclos: cada 2, 3 años necesito cambio y renovación. Me gustaría salir del estado de enojo y confusión para encaminarme hacia algo... sucede que en este momento no tengo ganas de nada, y se convierte en un círculo, encontrar (SI, ooootra vez) el lugar de arranque para dar vuelta todo.
Sentí muchas veces esto, aunque no con este nivel de confusión y desgano.
Busco el puntapie (y espero que no me lo den a mí) para empezar a hacer algo conmigo.
De verdad que a veces me gustaría ser más simple y no pensar tanto.

martes, 19 de octubre de 2010

¿Y esto?


Ya lo sentí antes: una desconexión con todo y especialmente con él.
No quiero escupir al cielo y quejarme, entonces me aguanto cosas. Pues sucede que no solamente la cosa no es perfecta (que es lo más natural) sino que se me presentan muchas dudas.
¿Está bien que esté con alguien que me tiene miedo? ¿Está bien que esté con alguien que porque soy cabrona cree que le puedo arruinar vínculos y que cree que puedo saltar a decirle cualquier cosa a cualquier persona cuando lo que más vengo haciendo es callarme para justamente no dañarlo? ¿Está bien sentir que no tengo la misma jerarquía que el resto de sus afectos? ¿Está bien que esté con un señor que me ama pero que muchas veces no me registra?
¿Está bien que cuando surgen estos temas yo tenga que hacer una defensa de mí misma y explicarle que al contrario de la mayoría de las mujeres, aun cuando me aburro con sus amigos los respeto, que jamás tuvieron una objeción para venir a mi casa, incluido el amigo que es mal bicho, zorro y deshonesto?
¿Está bien que en momentos como estos me ciegue con estas cosas y me cueste mucho poner en la balanza todo lo bueno porque algunas de estas cosas me lastiman en extremo?
¿Es natural que vea peligrar el futuro de mi relación porque no sé cómo compatibilizar mi exceso de caracter y honestidad brutal con su increíble silencio y la sensación permanente de que intenta seguir teniendo 14 años?
¿Es natural que esté triste y enojada cuando me siento una mierda por cuestionar a alguien tan bueno y que quiero tanto y que me reviente tener que defenderme por ser como soy?
La lista de preguntas sigue, yo no tengo más ganas de hablar, escuchar o escribir... me querría ir sola unos días a pensar y dejarlo pensando, pero eso no es posible sin que produzca un quiebre (y no de los buenos).
Transitaré esta tarde como me salga y seguiré pensando.

viernes, 1 de octubre de 2010

Todoterreno


Una vez un amigo me dijo "tu rutina es el cambio", una vez más tenía razón. Cambio de ideas, de ropa, de kilaje, de trabajo, de casa.
Las mudanzas son agotadoras y dicen los que saben que es una de las situaciones más estresantes para el ser humano. Muy bien, esta es la décima.
Más allá de la adrenalina primera, decidí tomarlo como una oportunidad de cambio y renovación, y me está saliendo bien.
Tiré cosas, me aligeré un montón la carga, y pienso en los elementos que faltan como una grandiosa ocasión para elegir algo nuevo, para hacer compras, para tener lo que quiero.
Tiene mucho de ilusión y es un cambio total: en lo edilicio, en el tipo de barrio, en no mudarme sola, en todo.
Así que allá iré, una vez más por el cambio. Tengo muchas ganas de hacerlo

jueves, 23 de septiembre de 2010

Kilómetro Cero (para Macu)


Hay una canción de Ismael que me gusta mucho que se llama Kilómetro Cero. En un recital él contó que en Madrid es punto de encuentro y que ahí comienzan todas las carreteras. También contó que para él "Kilómetro Cero" significa volver a empezar, borrón y cuenta nueva.
Quiero decirte que a menudo siento que paso por el Kilómetro Cero, que la vida siempre está cambiando y que las pruebas más duras son aquellas que más nos sirven.
Ahora estás dolida, luego estarás mejor, y sea como sea que esto se resuelva (por supuesto deseo que sea de la mejor manera) hacer Kilómetro Cero es una oportunidad de encontrarte con vos, de preguntarte qué querés, de sentirte lo más importante, de darte el espacio que te merecés en tu vida.
Es en este momento (SÍ, ahora cuando te sentís como un trapo), donde debés ponerte como prioridad y dedicarte a cuidar tus sentimientos, a pensar en todo lo que te hace falta, y a construir las fuerzas para ir por eso.
Es la etapa donde te pasa esto que te lastima tanto, donde también te ponés a pensar para qué te pasa esto, qué aprendizaje vas a sacar de acá. De todo se aprende y si (ojalá) todo se resulve de la mejor manera, igual te va a haber servido para encontrarte con vos, para revalorizar a tu familia y amigos, para saber dónde te podés apoyar, para descubrir cuánto valés y todo lo que podés hacer.
Vayan estas palabras con un abrazo gigante y un matecito caliente como curita para el alma en estos días difíciles

lunes, 6 de septiembre de 2010

Intentando


Acupuntura, Flores de Bach, Auriculoterapia, Psiquiatra con medicación y contemos Impro también.

Se podría decir que lo estoy intentando ¿no? Por todos los medios. ¿Intentando qué? Intentando sacar una frustración que no entiendo de dónde viene. Intentando llenar unos vacíos para no taparlos con comida.

Le pongo voluntad, me levanto cada día y voy a trabajar, vuelvo cada tarde y de a poco, muchas veces tarde o a medias hago las cosas de mi casa. Trato de apuntalar a mi pareja, disfruto de sus cuidados…

Hace un tiempo conversaba con una amiga, y yo dije: “no sé por qué ando mal si tengo un buen trabajo, una buena casa y una buena pareja”. Y ella me dijo: “quizás querés un trabajo distinto, vivir en una casa más grande y ponerte de novia con otro”.

Pensé mucho en sus palabras. A veces me siento ingrata porque teniendo todo no me alcanza.

Será que los ítems están bien (trabajo, casa, pareja) pero hay que cambiar algunos contenidos.

Que me gustaría cambiar de trabajo puede ser. Por ahora me quedo con este porque me da buena plata y tengo como objetivo la casa propia, eso requiere muchos billetes.

Mientras tanto vamos a ir a vivir a otro lado, eso también está muy bien. No sé por cuánto tiempo pero me gustaría disfrutarlo igual.

En cuanto a mi pareja le cambiaría algunas formas pero no cambiaría de persona. Creo que a veces hay cosas que me disgustan y no logro hacérselas saber de una manera efectiva.

Desde aquella conversación hasta ahora estoy mejor y distinta. Quizás sea una vez más una etapa de cambios y de reacomodar. Quizás estando en la otra casa algunas incomodidades cotidianas no estén y eso mejore el ánimo general.

Quizás entienda qué es lo que me falta para poder ir a buscarlo.

lunes, 23 de agosto de 2010

Aprendizaje

Hace tiempo que aprendí a distinguir profesores de Maestros, y este fin de semana aprendí mucho más que pasos nuevos.

Encontré detrás de una experta bailarina una bella maestra. Descubrí que antes que lo hermoso de su técnica, lo que hace lucir sus movimientos es su espíritu, su alegría, su entrega. Me reservo sus mejores frases del fin de semana, porque las dijo sólo para nosotras.

Gracias a ella recordé que las cosas que quiero lograr deben partir de mí, que todo está dentro mío y que soy mi único límite.

Que si puedo estar para otros cuando me necesitan, también puedo (y debo) estar para mí. Yo me necesito y tengo que estar ahí.

Que la felicidad no puede seguir postergada, que no es algo que haré “algún día”, no hay que perder más tiempo. Me pregunto por qué me frené tanto tiempo. La única respuesta que me surge es la depresión es una mierda. Fuera de eso sé que necesito un cambio de actitud hacia mí. Ponerme primera.

Que cuando otra gente te dice todo eso (y me lo han dicho mucho) puede no servirte. Hasta que no lo sentís en las entrañas. Este fin de semana lo sentí, lo viví, lo bailé.

Y sobre todo, en ese momento en que bailamos la vida misma, cuando yo me contenía y me ponía colorada, la voz de la maestra bailarina se acercó y me dijo Podés más.

Iré por todo eso que puedo

miércoles, 18 de agosto de 2010

Todo afuera

Hace tanto que no escribo… y no es que no hayan pasado cosas, es que simplemente no lo hice.

Muchas cosas, muchas emociones. No sé si hacer el recuento tiene sentido.

HOY pienso en mí, en que necesito conectar con mi faceta de locomotora, en que voy a poner toda mi fuerza para que mi nueva casa sea también mi hogar.

Sé que estando con mi amor estaremos bien en cualquier lado, que vivir en un barrio distinto y que la avenida me quede a más cuadras no es nada grave, me crié en un barrio que estaba lejos del mundo y he vivido en mil lugares, algunos más cómodos y otros menos.

Quiero seguir apoyándolo para que termine su carrera, que es una etapa, que el esfuerzo da sus frutos y esos frutos serán para los dos (como lo son ahora).

Por supuesto tengo miedos, ansiedades, preguntas, pero sobre todo ganas. Quiero estar en mi casa embalando, quiero tirar lo que no sirve y ordenar lo que queda, quiero mirar para adelante y hacer cosas nuevas.

Necesito renovarme y una mudanza siempre ayuda. También remueve cosas que preferiría no ver, pero bueno, que salga, se ventile y deje de pesar.

Hay que sacarlo todo afuera, como la primavera

sábado, 15 de mayo de 2010

Vestimenta



Dijo mi amigo M.M hace casi 3 años: “Vos no te tomaste un año sabático, te tomaste un trabajo sabático”. En el momento no supe cuánta razón tenía.

Supongo que en cada etapa uno necesita distintas cosas. Cuando llegué acá necesitaba un horario más corto, algo de paz, trabajar abrigada y estar en un lugar que no fuera un nido de víboras. Empezar de cero, no conocer a nadie. Tuve todo eso y algunos privilegios más.

Dicen que uno debe vestirse para el trabajo que quiere, no para el que tiene.

Por mi parte empecé por vestir mi cerebro para el trabajo que quiero, ya que el que tengo me ofreció varias cosas pero no crecimiento, desafío y desarrollo personal.

Estoy en el momento de prepararme a dar el salto. El salto sobre mí misma, sobre lo que puedo. Empezar un camino de aprender, demostrar y avanzar.

Cuando se dan estos pasos no se vuelve atrás. No hay posibilidad. Así que intento capacitarme lo mejor posible para que al caer sea en el lugar adecuado. No quiero caer en un pozo ni en suelo duro. Quiero caer en un trampolín.

Me doy cuenta de que está bueno el salir temprano, el no tener un montón de exigencias... pero sé que ya está de eso para mí. Si salgo temprano pero frustrada, aplastada, agobiada por la sensación de inutilidad y la imposibilidad de avanzar ¿de qué me sirve?.

El no tener exigencias también hace que no tenga ciertas contenciones, que no pueda aferrarme a algunos parámetros, que no tenga límite lo que me piden.

Es cierto, me gustan las cosas claras y más en lo laboral. Me gustan las reglas y los límites bien definidos cuando se trata de mi trabajo. Porque entonces puedo responder a eso y no estar adivinando qué es lo que tengo que hacer cada vez, qué tengo que contestar según quién me pregunta.

Estaba dudando y preguntándome sobre tomar otro rumbo. No lo tenía muy claro hasta que alguien abrió una ventanita. Ahí lo supe.

Creo que este es el momento de hacer el cambio. Mi edad y situación lo permiten. Mi cerebro lo pide. Mis energías lo habilitan.

Allá iré, entonces, rumbo a mis nuevos vestidos de vida.

jueves, 22 de abril de 2010

Una pena grande grande


Desenterré un fantasma. Llevaba guardado 20 años. Nunca pude hablar con nadie. Siempre tenía miedo de que me echaran la culpa a mí.
Cuando uno es pequeño los grandes tienen que cuidarlo. Y yo no pude hablar con nadie. Y nadie vio las señales.
Me siento una nena pero viejita. Con la fragilidad de mis 7 años, y con el cansancio de muchos dolores.
Me sigo preguntando en qué carajo pensaban, a dónde miraban que no nos miraban a nosotras.
Nadie tiene derecho a hacernos mal.
Y ahora tengo que procesar toda esta mierda hasta que salga, y no quiero. Y se me salen las lágrimas, pero no quiero pensar... como hice tanto tiempo, tratando de convencerme de que no me había pasado a mí.
Cuantas más cosas aparecen del pasado, más basura.
Estén atentos a sus hijitos, que nadie les haga mal. Que sepan defenderse y si no lo pueden evitar, que sientan que pueden hablar, que no es su culpa.

martes, 30 de marzo de 2010

Balance y elección


Hace muchos días que necesito escribir.

Va quedando ahí, como sucede con tantas cosas.

Empecé algo en un momento… y me tuve que ir no me acuerdo por qué.

Van pasando cosas, y al revisar… un mes que no escribo nada.

En este mes pasaron muchas cosas: algunas buenas por sí mismas. Otras fueron duras (y no muy lindas) pero el resultado fue bueno.

Ocurre muchas veces que nos enfrentamos con un período y hacemos mini balances: lo que pasó esta semana, este mes, este semestre…

Creo que el cansancio que traigo se debe a todo lo que pasó en este mes: desde peleas inusitadas de pareja (que nos fortalecieron y reafirmaron), hasta firmar compromisos importantes, empezar un curso, reavivar un proyecto… ver tambalear otro.

De cada uno de esos temas pueden surgir varias páginas. Rescato sobre todo seguir en movimiento, volver a cierto ritmo de actividad, proponerme algunas cosas que sé que necesito cumplir. Alguna es sólo para mí, otra nos involucra a los dos.

Rescato poder seguir eligiendo ciertos caminos, tener mis capacidades intactas, tener apoyo incondicional. Rescato que mis antiguos estallidos de bronca mutaron: antes podía ser que me guardara todo y anduviera rumiando sola, o que se lo tirara por la cabeza a alguien y que igual no entendieran nada.

Ahora lo que me guardaba lo digo. Y lo que tiraba por la cabeza, espero un poco para decirlo mejor. En algunos casos igual no sirve, pero por lo menos no se anula el mensaje por la bronca. Si la otra persona no lo quiere entender, no será por mi manera al menos.

Pienso, pienso, sigo pensando en todo lo que pasó y lo que puede pasar… y de repente sé que todo va a estar bien, porque pase lo que pase, el balance de este mes elijo cerrarlo ayer, cuando un angelito llegó a casa con una carta manuscrita firmada “Tu amor de todos los tiempos”

viernes, 26 de febrero de 2010

Que se quede así...

El cambio es bueno. El cambio es saludable. Aplaudo los cambios y siempre suceden: a veces porque los busco. A veces sin que yo quiera. Cambio de ánimo, de ropa, de perfume, de opinión. Sin embargo hoy hay algunas cosas que me gustaría que se queden así como están:
  • Mi sobrina. Que no crezca más, no la quiero ver sufrir entre los adultos, desengañarse, golpearse. Demasiado tuvo de pequeña. La quiero así, en esta edad en que todavía me dice "Tiuchis, sos una genia".
  • El clima. Que esté como hoy: con sol y fresquito. Sin el agobio del calor extremo, sin la incomodidad y desasosiego del frío hasta los huesos.
  • Mis ganas. Que me sigan acompañando las ganas de hacer cosas, de moverme, de mejorar. Que no me deje vencer. Que no me acostumbre a lo mal hecho ni tome la mentira y la deshonestidad como lo más normal (aunque lo sea).
  • Mi capacidad de emocionarme. Hoy lloré ante el recuerdo de mi abuela. No quiero volverme piedra ante ciertos dolores, ante ciertas ausencias. Me hago/hice inmune a mil cosas. Pero no quiero ser inmune nunca a los sentimientos de alegría y de dolor que conciernen a mis seres amados.
  • Mi amor. Quiero que nos sigamos amando siempre. Que nos acompañemos, que nos hagamos reír, que nos abracemos al llorar.
  • Mi gusto por las cosas simples. Me encanta sentirme bien con el solo roce del agua en el cuerpo, con el sabor de un mate o de un vino, con la vista de una atardecer, con la fragancia de una planta de lavanda...

martes, 19 de enero de 2010

Balances y balanceos

Con el nuevo año, y al tomar vacaciones y tener tiempo para pensar, resurgen las ganas de cambiar, de hacer cosas nuevas, de mejorar.
Sobre todo de hacer aquellas cosas que tengo ganas hace tiempo.
Tiempo, ¡qué palabra! si quisiera hacerlas todas no me alcanzarían los días de la semana, o no podría ni venir a trabajar.
En el aspecto trabajo también me gustaría cambiar, pero no sé muy bien cómo y siempre es más cómodo disfrutar los beneficios que tengo acá que seguramente no tendría en otro lugar. Y a la vez, ya lo saben, la sensación de inutilidad y de estar estancada.
Vi varias veces este video y siempre me pone la piel de gallina.
Cambiar, dar el salto. La gran pregunta es ¿hacia dónde?